
Indicaba un comienzo y un fin; el fin de mi condena y el comienzo de mi otra vez devuelta libertad.
Ahora puedo mirar al cielo y dibujar pájaros con las estrellas, jugar con ellos y susurrarles al oído que ahora yo también puedo volar, que me han regalado nuevas alas y nunca más me las conseguirán quitar, que me han entregado el cantar y no volveré a callar.
Ahora puedo decirle al amor olvidado que alzo el vuelo con las golondrinas de Becquer.
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