martes, 6 de septiembre de 2011

Sin título.

No me importaría tomar una mala decisión más si tú tienes algo que ver en ella. Tomar un cóctel de relámpagos y niebla que desemboque en un plácido suicidio. Tirarme a la vía con los ojos cerrados y brazos abiertos cual loco abrazando la muerte; que un tren de confusión me arrolle.
Ocultar la verdad tragándomela y ponerle el mejor disfraz a la mentira.
Lanzarle miradas fulminantes a las estrellas y dejar eternamente a oscuras este mundo roto y desolado.
Dividir el cielo en dos mitades y maldecir a todo ser de espíritu en calma y conciencia tranquila, pues yo lo merezco y me fue denegado.
Dejar de respirar, pues tú eres el aire que respiro, el que me da la vida… el mismo que me envenena con sus palabras y mina mi moral.
Coger un avión hacia ninguna parte, sentarme a esperar y que las estaciones y su efecto erosivo acaben conmigo.
Y no ser nada, ni una partícula de polvo, que es lo que en realidad somos en la inmensidad del universo.
No respirar, no sentir, no estar.